Las calles están repletas de gente. Oigo música por todas partes. Siento el olor de la pólvora cada segundo. Veo infinidad de monumentos por las calles. Gente bailando, cantando y viviendo la llegada de la primavera. Celebrando una explosión de color y luz durante 19 días. Una fiesta en la que la noche se convierte en día, y el día se vive más intensamente que nunca. ¿Adivináis dónde estoy? Como no, en las Fallas de Valencia.
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